La revolución Bolivariana es un proceso continúo de renovación, de ensayo y error, de caer y levantarse, de y acelerar el proceso de transformación y otras veces de aminorar la marcha.
Y es algo natural en un proceso revolucionario pacífico, dónde las contradicciones entre lo que existe y lo que se quiere lograr están en constante pugna.
En este escenario, se requieren pensadores creativos que como faros alumbren el camino de la revolución.
Porque la revolución necesita que la piensen, que la reinvente cada día, sin dogmas ni paradigmas eurocentristas, que nos amarren a épocas ya superadas. La revolución Bolivariana necesita, como nos decía Mariategui ser creación heróica, propia de nuestra venezolanidad.
La revolución necesita que la piense el obrero, el artesano, el comunero, el agricultor, el de la cuadrilla de áreas verdes, el plomero y el pintor, la ama de casa, etc., en fin que la piensen todas y todos los que hacen revolución, y no enclaustrarla solo al recinto académico, o dejarle está importante actividad a unas pocas vacas sagradas.
El tiempo nos apremia, y debemos llenar este vacío dentro de la revolución, para seguir avanzando con más claridad, en medio de las grandes tempestades y tribulaciones de estos tiempos, se lo debemos al Comandante Chávez y, a todos los que han dejado su vida para que hoy tengamos Patria
Alexander Quiroz