En el contexto venezolano, la educación progresista y liberadora se ha convertido en un pilar fundamental para impulsar el proceso de cambio social iniciado por la Revolución Bolivariana. El gobierno bolivariano ha promovido una serie de políticas educativas orientadas a democratizar el acceso a la educación, a promover la inclusión social y a fomentar valores de solidaridad, igualdad y justicia social.
Una de las principales características de la educación progresista y liberadora en Venezuela es su enfoque en la formación de ciudadanos críticos y participativos. Se busca que los estudiantes no solo adquieran conocimientos académicos, sino que también desarrollen habilidades para analizar la realidad, cuestionar las injusticias y contribuir activamente a la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Además, la educación progresista y liberadora promueve la valoración de la diversidad cultural y el respeto a los derechos humanos. Se busca generar espacios de diálogo intercultural y promover la inclusión de distintas visiones y perspectivas en el proceso educativo. Esto contribuye a la construcción de una sociedad plural y respetuosa de la diversidad.
En el marco del socialismo bolivariano, la educación de la liberación se enmarca en la noción de la "educación liberadora", inspirada en las ideas del pedagogo brasileño Paulo Freire. Esta perspectiva pedagógica propone una educación crítica y transformadora, que busca empoderar a las personas para que sean agentes de cambio en sus comunidades.
En definitiva, la educación de la liberación en nuestras patria se presenta como un factor determinante en el fortalecimiento del poder popular y en la concreción del socialismo bolivariano. A través de una educación inclusiva, participativa y crítica, se busca formar ciudadanos comprometidos con la construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria, en la que el poder popular sea el motor de la transformación social.
Chávez en el pueblo organizado.
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